Espero por lo menos respirar.

Me ahogo.
Yo me ahogo, tu te ahogas.
Tu te ahogas y ellos se ahogan.
¿Por qué no puedo respirar en este lugar? Necesito salir de aquí.
Aparece el segundo síntoma: Neurosis, y con él la incapacidad de resolver problemas cotidianos.
Además de esto, resulta curioso pues si juntas el primer síntoma con este segundo obtendrás un continuo invento de problemas y una gran sensación de incapacidad, de inutilidad, de que no vales nada. Y aún así luchas por ser el mejor.
Luchas por valer más que ninguno, por tener el poder, por controlarlo todo, por tener razón, por que no exista lo relativo.


¡Despierta de una vez maldito lector durmiente! Abre los ojos, los oidos, los sentidos, todos, comienza a respirar por primera vez en tu vida y deja de tener tanto miedo a romperte con el viento que se colará por tu nariz. ¡Reacciona! Fluye como agua, fúndete con todo.


¿Sigues sin escuchar? Dentro de una eternidad, a la luz de la amada de Lorenzo en todo su esplendor, me iré. Descansa y reflexiona, pues te esperaré a las afueras de la ciudad. Yo ya parto de este lugar.